Parashá VaYishlach, el polvo de la depresión

Escrito por el Rabino Meir Elkabas

En la Parasha Vayisinhlach, encontramos un episodio dramático en la lucha de Yaakov(Jacob) contra el ángel de Esau, esta confrontación ocurre mientras Yaakov se prepara para reunirse con Esau, quien avanza con 400 hombres, en medio de sus esfuerzos por proteger a su familia y sus posesiones, Yaakov regresa para recuperar pequeños recipientes(pachim k’tanim) y se encuentra solo, en ese momento el ángel de Esau lo confronta, iniciando una feroz batalla que dura hasta el amanecer.


El simbolismo del polvo, polvo(Avak) como depresión


Rabi Natan explica que el polvo levantado durante la lucha representa la depresión y la letargia. Así como el polvo se asienta sobre objetos que permanecen estancados e inmóviles, de la misma manera la tristeza inmoviliza a una persona, atrapándola en la inercia. La depresión se manifiesta como una falta de movimiento, donde uno se siente sin vida y desmotivado, como un objeto polvoriento y no utilizado.


En contraste, el movimiento simboliza la alegría y la vitalidad. Cuando una persona está alegre, está activa, comprometida y llena de vida. Toma la iniciativa y abraza las oportunidades. El ángel de Esau buscó abrumar a Yaakov con este avak(polvo)—para nublar su espíritu con tristeza e inercia, especialmente durante las horas oscuras de la noche, que naturalmente evocan sentimientos de melancolía y desesperación


El Triunfo de Yaakov: El Epítome de la Simjá(alegría)


La batalla entre Yaakov y el ángel se extendió durante la noche, un tiempo asociado con la oscuridad y la vulnerabilidad. Sin embargo, como relata la Torá, el ángel finalmente fracasó: Vayar ki lo yachol lo—"Y vio el ángel que no podía vencerlo". Reb Noson enfatiza que Yaakov representa la alegría, como se expresa en el versículo: Yagel Yaakov, Yismach Yisrael—"Yaakov se alegrará, Israel se regocijará". Su resistencia innata, fundamentada en la simjá (alegría), le permitió soportar los intentos del ángel de arrastrarlo hacia la depresión.


¡El equilibrio entre Yagel Yaakov y Yismach Yisrael(Yaakov se alegrará, Israel se regocijará) mantiene nuestra vitalidad espiritual, asegurando que la oscuridad y la desesperación no puedan apoderarse de nosotros!


Alegría versus Depresión: La Resiliencia de Yaakov


El ángel de Esau intentó envolver a Yaakov en avak—polvo—una representación simbólica de la tristeza, la depresión y el estancamiento espiritual. El polvo se acumula cuando no hay movimiento, al igual que la depresión inmoviliza a una persona. Yaakov, el epítome de la alegría, resistió. Como dice la Torá, Yagel Yaakov, Yismach Yisrael—"Yaakov se alegrará, Israel se regocijará". Los dos nombres de Yaakov reflejan su capacidad para mantener la alegría, incluso en medio de los desafíos, equilibrando Gila (deleite) y Simjá (alegría) dependiendo de sus circunstancias.


Golpear el Nervio Ciático: Un Blanco en las Almas Humildes


El ángel, al darse cuenta de que no podía vencer a Yaakov directamente, golpeó su nervio ciático, hiriendo su pierna. Reb Noson interpreta esto como un ataque espiritual contra los descendientes de Yaakov, que representan las "piernas"—las almas espiritualmente distantes o "bajas". El gid hanashe simboliza a aquellos vulnerables a ser desarraigados de su lugar de alegría hacia la tristeza y la desesperación.


Sin embargo, la Parshá revela más adelante que Yaakov fue sanado, ofreciendo esperanza incluso para las almas más bajas. Al permanecer conectados con los verdaderos Tzaddikim, quienes continúan el legado de Yaakov, incluso aquellos distantes de la santidad pueden recuperar la alegría y el propósito.


La Verdadera Batalla del Exilio: Luchar contra la Tristeza


Rabi Natan destaca que la esencia del exilio (Galut) es el intento de arrastrar al pueblo judío hacia la depresión. El secreto para sobrevivir y triunfar radica en aferrarse a la alegría y en conectarse con los Tzaddikim del calibre de Yaakov. Las naciones que atacan al pueblo judío a menudo lo hacen debido a su propia tristeza interior y vacío. La verdadera felicidad eliminaría la necesidad de conflicto.


Este enfoque subraya que la lucha no es solo externa, sino interna, y que la clave para superar las pruebas del exilio es mantenerse firmes en la alegría y en la conexión con los sabios y justos que continúan el legado de Yaakov. Al abrazar la simjá, el pueblo judío puede resistir los embates de la tristeza y la desesperación, transformando la oscuridad en luz.