Parashá VaYeira La Matzá y la sal de Lot
Escrito por el Rabino Meir Elkabas
A pesar de ser retratado como un personaje con defetos, Lot demuestra una notable dedicación a recibir a los huéspedes(bondad de Avraham) ofreciendo matzot(Pan sin levadura) y dirigiendo a su esposa a traer sal, incluso a riesgo de un enfrentamiento. Esto plantea interrogantes sobre por qué Lot haría tal esfuerzo y observaría costumbres como servir matzot en un momento muy anterior a la pascua(Pesaj).
Al analizar las acciones de Lot podemos ver cualidades redentoras que llevaron a su salvación, lo que finalmente le permitió convertirse en el antepasado de naciones como Amon y Moab, de las cuales surgirían figuras significativas como Rut la convertida y Naamá la amonita, una de las esposas del rey Salomón. Antes de profundizar en las acciones de Lot, repasemos las enseñanzas del Rebe Najmán en Likutey Moharan, Lección 24, que ofrecen un marco poderoso para entender las mitzvot realizados con alegría y la percepción divina (keter).
El Rebe Najmán explica que realizar las mitzvot(preceptos) con alegría es esencial para el crecimiento y avance espiritual. La alegría que una persona lleva a una mitzvá(precepto) a menudo se refleja en el esfuerzo que está dispuesto a hacer para cumplirlo, ya sea a través de sacrificio personal o una dedicación celosa. El Rebe Najmán incluso aconsejó dedicarse a una mitzvá en particular—observándolo con constancia y esmero, no adoptando prácticas extremas, sino comprometiéndose de una manera que sea significativa e inquebrantable.
Cuando una mitzvá se realiza con alegría, gana impulso(momentum), generando una reacción en cadena que impacta no solo al individuo, sino también su entorno y al mundo en general. Este impulso lleva a la persona y la mitzvá a un punto de ascenso espiritual, alcanzando el nivel conocido como el Keter o "corona", que separa a la humanidad de la Luz Infinita. El Keter actúa como un límite, rechazando a quien lo alcanza, evitando la fusión completa con lo Divino. Sin embargo, en este “rechazo”—que se manifiesta como los contratiempos, retrasos, sufrimiento y obstáculos de la vida—uno puede vislumbrar la Luz Infinita, siempre y cuando se enfrenten estos desafíos con fe y alegría.
La Torá presenta a Lot como un individuo profundamente defectuoso, mostrando un claro alejamiento del camino justo de Avraham. Como explica Rashi en la parashá de la semana pasada, Lot eligió distanciarse de Avraham y de su Dios, buscando en su lugar una vida de comodidad y placer material. Sodoma y Gomorra le ofrecieron precisamente eso: un lugar rico en atracciones mundanas, como un “Las Vegas” de la antigüedad—un centro de indulgencia y placeres terrenales. Lot fue atraído por Sodoma no solo por su belleza y riqueza material, sino también por su reputación como un epicentro de inmoralidad y libertinaje, un lugar donde todo estaba permitido.
La historia de Lot nos enseña que incluso los actos pequeños pueden contribuir al plan Divino, que es mucho más grande. Podemos aprender de él a abrazar la simjá (alegría) en la observancia de nuestras mitzvot, y así, podemos merecer revelar chispas ocultas de santidad y claridad mental dentro de nosotros mismos, contribuyendo a traer la redención final.
Sin embargo, la historia de Lot no es tan simple. A pesar de su inmersión en la cultura de Sodoma, él retuvo ciertos valores que había aprendido en la casa de Avraham—específicamente, la mitzvá de hakhnasat orchim (hospitalidad). Aunque en Sodoma era ilegal recibir huéspedes, Lot no pudo abandonar por completo esta mitzvá. Se arriesgó para recibir a los ángeles disfrazados de viajeros, una cualidad que había aprendido de Avraham. De hecho, Lot hizo un esfuerzo por preparar matzot(pan sin levadura) para ellos, algo que Rashi señala fue debido a que era Pesaj, a pesar de que el Éxodo aún no había ocurrido. Insistió en este alimento específico e incluso peleó con su esposa para prepararlo, lo cual revela la complejidad oculta en Lot: su lucha por retener una chispa de bondad en medio de un entorno de corrupción intensa.
La esposa de Lot, por otro lado, rechazó su compromiso con esta mitzvá. Se opuso a su intento de mostrar hospitalidad, burlándose de su solicitud de sal y, como explica el Midrash, expuso deliberadamente las acciones de Lot a los habitantes de la ciudad al pedir sal a los vecinos. Esta traición llevó finalmente a su castigo, ya que fue convertida en una estatua de sal—una consecuencia apropiada para alguien que usó la sal para poner en peligro a su propia familia. Aquí vemos un contraste claro entre la débil conexión de Lot con los valores de Avraham y el rechazo absoluto de su esposa hacia esos mismos valores.
Por qué Lot, alguien tan inmerso en los valores de Sodoma, haría tanto esfuerzo para honrar esta mitzvá? Las matzot(pan sin levadura) y la sal que preparó reflejan conceptos espirituales más profundos. La matzá simboliza el intelecto puro, una mente no contaminada por dudas ni confusiones, no afectada por el “levado” de influencias negativas. La sal, a menudo asociada con la alegría y con realzar la comida, simboliza la dimensión adicional de realizar un mitzvá con simjá (alegría), amplificando su poder y efecto.
Lot tal vez no pudo abrazar completamente el camino de Avraham, pero sus acciones revelan un deseo residual de conectarse con la santidad y preservar algún lazo con su pasado. Estas huellas de virtud y restos de las enseñanzas de Avraham en Lot finalmente dieron frutos a través de sus descendientes—Rut y Naamá—quienes desempeñaron roles clave en la línea davídica y en la rectificación final del mundo.
La preparación de matzá por parte de Lot apunta a la forma más pura del intelecto: una claridad mental no fermentada ni corrompida, que contrasta con el chametz (levadura). El chametz, que representa una mentalidad agria y enredada, simboliza los momentos en que la mente se nubla por dudas y distorsiones. Al preparar matzá, Lot se conectó con este estado superior de intelecto, que está plenamente alineado con la emuná (fe) y carece de espacio para la duda. De esta manera, la matzá encarna la percepción limpia de la presencia de Hashem y la claridad asociada con la fe. Representa una conexión directa e inmaculada con lo Divino, y se conecta con la esencia de Pesaj—donde la fe y la confianza simple en Hashem prevalecen sobre la lógica y el razonamiento. La preparación de matzá por parte de Lot significa su reconocimiento interno de estas verdades, aunque luchara por vivir conforme a ellas de manera consistente.
La sal, por otro lado, se asocia con la simjá (alegría) en las enseñanzas del Rebe Najmán. Así como la sal realza y da vida a la comida, la simjá aporta sabor, vitalidad y significado a la observancia de las mitzvot. La sal en el Beit Hamikdash era necesaria para cada ofrenda, simbolizando que cada acto de servicio a Hashem debe idealmente estar impregnado de alegría, ya que la alegría realza la santidad y la profundidad de cada mitzvá.
La insistencia de Lot en proporcionar sal, incluso a costa del desagrado de su esposa y, finalmente, de su traición, subrayó su compromiso con este concepto de realizar las mitzvot con alegría. Aunque Lot luchaba con su entorno y sus defectos personales, estas acciones indicaron su deseo más profundo de alcanzar claridad espiritual y conexión.
La Torá destaca estos aparentemente pequeños actos de Lot—proporcionar matzá y sal—para enfatizar el potencial oculto de rectitud dentro de él. A pesar de que Lot luchaba por encarnar plenamente estos ideales, sus esfuerzos reflejan su conexión subyacente con los valores de fe y alegría en las mitzvot. Esta bondad interna y conciencia se reflejaron en sus descendientes, Rut y Naamá, quienes ambas se casaron en la línea davídica. Rut, la ancestro del rey David, y Naamá, la esposa del rey Salomón, desempeñaron papeles cruciales en la genealogía que conduce al Mashíaj(mesias). La chispa oculta de bondad de Lot, activada en parte por estos pequeños pero significativos actos, preparó el terreno para la dinastía davídica.
La historia de Lot nos enseña que incluso los actos pequeños, impulsados por una bondad oculta y realizados con alegría y fe, pueden contribuir al plan Divino más grande. Podemos aprender de su auto-sacrificio para abrazar la simjá (alegría) en nuestra observancia de las mitzvot, buscando claridad menta y fe que nos conectan con Hashem. A través de esto, que merezcamos revelar las chispas de santidad ocultas dentro de nosotros mismos y contribuir a traer la redención final.